Poblado desde el año 250 a.C., el sitio de Djenné llegó a ser un centro mercantil importante y un eslabón de la ruta transahariana del oro. En los siglos XV y XVI fue un foco de propagación del Islam. Sus viviendas tradicionales –de las que se conservan unas 2.000 aproximadamente– se construyeron en pequeños altozanos (toguere) para protegerlas contra las inundaciones estacionales.